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Foto del escritorRedacción Cabildo Rocha 1811

Lorena Quintana: “Parece que si sos pobre tenés que votar al FA para que te ayuden”

Fuente: La Mañana


La compañera de fórmula de Manini explica por qué quiere ser diputada y dice que las encuestas le dan bajo por el voto vergonzante.

Lorena Quintana (47) es médica comunitaria por vocación y política por bronca. Se involucró con Cabildo Abierto para cambiar algunas cosas que le generan “enojo”, como la despenalización del aborto o la legalización del cannabis. Como dirigente política, la compañera de fórmula de Manini Ríos es de las que dicen lo que piensan sin calcular costos políticos, y sin consultar a ninguna jerarquía de la colectividad para emitir su opinión.

Vista como una “oveja negra” en la Facultad de Ciencias Sociales, Quintana ya dejaba claras sus convicciones sin importarle los cuestionamientos. Una observación sintomática: dice que es “médico” y quiere ser “vicepresidente”, porque no le van los mandatos de corrección política y prefiere desafiar “el pensamiento único dominante”. El mismo que, estima ella, asusta a algunos adherentes que no se animan a confesar su voto ante las encuestadoras, en lo que entiende es un voto vergonzante. “Cuando hablás de algunas cosas que hablamos, viene una aplanadora mediática que te pasa por arriba”, sostiene.

Quintana cree que su fuerza política seguirá siendo coalicionista, pero tiene deberes este 27 de octubre si quiere ser más considerada en el futuro gobierno. “Entendemos que hay que ser coalicionistas para lograr cambios. Para eso, Cabildo tiene que crecer y tener más peso dentro de esa coalición, para que sus propuestas sean llevadas adelante”, explica.

En esta charla en un apartamento sobre la rambla montevideana, explicó sus discrepancias con la gestión “continuista” de la Junta Nacional de Drogas, por qué no transa con la idea de despenalizar el aborto —su postura cristiana influye en su pensamiento— y en qué punto se tocan la seguridad pública con las adicciones en los más vulnerables. Esos pobres que, cree, quedaron seducidos por un Frente Amplio (FA) que se embanderó con ellos, el mismo partido que creó leyes que endeudaron a mucha gente que, luego, cayó en la pobreza, dice.


Se especializó en medicina familiar y comunitaria. ¿Qué le atrae de esta especialidad?

Cuando yo decía que quería ser doctora era porque mi mamá tenía una amiga doctora del barrio, que veía a todo el mundo en la casa, y yo quería ser como ella, como Silvana. Me imaginaba ser como el médico de cabecera de antes. Era esa que nos veía a todos en la familia, que venía a casa cuando estábamos enfermos. Me imaginaba acompañándole la vida a la gente y no en una consulta puntual que después no lo ves más.


Como médica de familia trabajó varios años en una policlínica comunitaria en Cerro Norte y en la puerta de la emergencia del Hospital Maciel. ¿Qué situaciones vio de cerca en esos centros asistenciales públicos?

Alguna de las situaciones que realmente me conmovían, pero sobre todo porque no había una gran respuesta de la salud, era el tema de las adicciones. De llegar a la policlínica a las 8 y a ver a una persona esperándome desde la madrugada, que había venido descalza de la Ciudad Vieja al Cerro a pedir ayuda para dejar de consumir, porque le habían sacado a sus hijos. En aquel entonces, además, no había lugares para internar mujeres, era todo un tema de dónde, qué hacías para ayudar a esta persona.

En la puerta de emergencia del Maciel, todas las guardias en la madrugada, veía personas viniendo a pedir ayuda para dejar de consumir, que están en situación de calle. Recuerdo a una en especial, porque me decía: “¿Qué pasa, doctora? ¿Me va a atender o no me va a atender?”. Me daba la vuelta y me robaba la pipeta del alcohol y se la tomaba, con los pelos cortados, así con una tijera que nos había llevado de ahí. Esas situaciones eran angustiantes, porque vos las ingresabas, a las dos semanas se iban con los medicamentos, y a las tres semanas venían de nuevo. Todo lo demás lo resolvía, de alguna forma, y si no tenía solución, bueno, era parte de la enfermedad, pero eso fue lo más fuerte.


¿Y ahí nació su inquietud por involucrarse en política? ¿Para cambiar esas realidades?

No, ahí decidí hacer un posgrado en Tratamiento de Adicciones, que hice en Argentina, y empecé a trabajar en una policlínica de adicciones en el Coordinador del Cerro, y en un programa que trabajaba con personas en situación de calle por consumo de drogas.

Yo te diría que, hasta ahí, en política no quería hacer nada, pero nada, me parecían todos… que ni siquiera decían de qué cuadro de fútbol son hinchas, no sea cosa que pierdan votos. Más adelante empiezan a pasar cosas en Uruguay que a mí me generan como enojos. La ley de aborto para mí, que soy médico… Ahí había una vida, le estabas abriendo la puerta a decidir quitarle la vida a otro ser humano. Es mi mirada, yo entiendo que hoy está generando sus diferencias, pero es mi mirada.


Ha comentado que en su casa votaban a Pacheco Areco. ¿Ve similitudes entre Cabildo y el pachequismo?

Mirá, de niña éramos cinco hermanos. Mi mamá era mamá de casa, pero le encantaba la política. Mi padre trabajaba todo el día, estaba muy poco, era inspector de Migraciones, entonces estaba mucho en Argentina y venía cada tanto. Mi madre sí, nos corría a todos al cuarto del fondo y el cuarto delante era el comité de Pacheco con la 123, y los jingles desde la mañana a la noche. Algunas cosas que recuerdo de ese entonces: no al asistencialismo y sí a Subsistencias. Pero después… Capaz que el voto vergonzoso que tenía Pacheco, ¿no? No es fácil decir que votás a Cabildo Abierto.


¿Y por qué cree que pasa eso?

Porque hay como un pensamiento único dominante y quienes planteamos algo que no está dentro de ese pensamiento, que lo miramos de forma distinta o que no lo compartimos, no somos bienvenidos a la discusión. Somos más atacados que bienvenidos a la discusión.


Su espacio dentro de CA se llama Encuentro Nacional Cristiano. Explíquele a este agnóstico cuáles son los valores cristianos que la definen.

Yo me crie en Colonia, con cinco hermanos, como te decía, y mi vieja nos llevaba a un merendero de una iglesia. Nos llevaba a la Iglesia Valdense, que tenía mucha acción social, entonces mi madre cargaba con nosotros y mis primos. Íbamos al merendero. Llegué a ir a algún campamento de niños, que no me acuerdo que me daban polenta con lentejas. Esa parte es lo que me olvidé más. Éramos niños, jugábamos con historias de la Biblia. Pero los valores cristianos, te digo: la defensa de la vida.

Los cristianos entienden que hay uno que da la vida y hay uno que la quita. Entonces, que el ser humano sea el que tiene la decisión de quitarle la vida a otro, no está dentro de los valores cristianos. El decálogo, los mandamientos: “No robarás, no matarás”, son parte de lo que está bien y está mal para nuestro pensamiento. La defensa de la familia, el poner a la familia en el primer lugar, en la importancia de la familia para la crianza de los hijos. Hoy hablamos todos de salud mental. La salud mental se crea en la familia. Es lo que se aprende en casa. Es cómo me trataron de niño. Es cómo empiezo a pensar y comportarme dependiendo de lo que viví.


En 2022 obtuvo un diplomado en Ciencias Políticas en la Facultad de Ciencias Sociales. ¿Se sintió cómoda estudiando ahí? Se lo pregunto porque no da con el perfil de estudiante tipo de esa facultad de la Udelar...

No, no doy. En Ciencias Sociales hice primero el diploma en Políticas de Género. Después el diploma en Políticas de Drogas, Regulación y Control. Y después hice la maestría en Ciencia Política. El título intermedio es el diploma, y me falta entregar la clase final.


¿Políticas de género? Eso tampoco me lo hubiera imaginado.

Para saber bien lo que decían. No lo comparto, claro. Muchas de las cosas que lo enseñan como la única verdad, yo discrepaba... Soy médico. Entonces decían: “esta es cuadrada”. Y para lo mejor decía “médico”, no decía “médica”, y ya me estaban matando. Decían: “Vamos a hacer silencio que va a hablar la doctora”. Me veían como la oveja negra. Y nunca me importó. Yo siempre tuve una característica, y la sigo teniendo: capaz que no soy la mejor política del mundo, porque si yo no digo lo que pienso, estoy fallando.


Es auténtica. No es poca cosa.

Ahora me ha pasado que he dicho cosas que pienso que ni siquiera las hablé nunca con el partido, o con Guido.


En mayo de 2023, en su cargo de coordinadora del Área de Salud Adolescencia y Juventud del MSP, impulsó el programa Familias Fuertes, adaptando el plan Strengthening Families de la OPS, con la intención de ayudar a familias en la comunicación y prevenir conductas de riesgo en adolescentes. ¿Cómo le fue? ¿Tuvo los resultados que pretendía?

Primero decirte que cuando yo tomo el programa Adolescencia, cuando [Daniel] Salinas me propone como directora —yo estaba de antes con un cargo que había ganado concursos en el ministerio—, pero cuando tomo el programa, teníamos una encuesta en 2019, que era la encuesta Mundial de Salud Estudiantil. Esa encuesta mostraba que uno de cada cinco adolescentes en Uruguay había pensado seriamente en quitarse la vida.

Uno de cada tres nos decía que sus padres o referentes afectivos no sabían cuáles eran sus problemas o preocupaciones. A eso le sumábamos otra encuesta que era hecha por adolescentes, que decía “cuando tenés un problema, ¿con quién lo hablás?” Y el 50% decía “con nadie”. Y un 5% nomás decía “con papá o mamá”. Y la misma cantidad, un 5% nos decía: “lo pongo en redes sociales”. Entonces, ahí buscamos programas a nivel mundial que abordaran los riesgos de la adolescencia: el consumo de sustancias, la violencia, la deserción educativa. Ahí me comunico con la OMS y lo traemos adaptándolo a la realidad uruguaya. Hacemos una mesa académica y llevamos a la pediatría, psicología y universidades para que lo analizaran y nos dijeran qué les parece. Les hicieron algunos ajustes y lo implementamos en Canelones. Y fue increíble el programa. Hoy está en todo el país.

En la comunicación, ocho de cada 10 adultos nos decían no lograr una comunicación efectiva con su hijo de 10 a 14 años. Chicos que en su casa no querían hablar, que estaban con sus auriculares, les decían “¿cómo te fue?”, les contestaban “bien” y se ponían los auriculares de nuevo: esa era toda la comunicación. Pero la comunicación de que se sienten a conversar, eso no lo lograban. Bueno: el 100%, después de los siete talleres, lograban una comunicación efectiva, tras los talleres.

A largo plazo, tenemos que ver si eso evita los problemas de salud mental, pero hay un seguimiento de esas familias con las primeras 100. Lo que nos mostró esto fue la antesala a meterme en política. Primero porque me conoció todo el país por un programa que fortalece la familia. Y segundo, me mostró cómo estaba la situación de la familia.


Hablando del concepto de “familia”, ¿qué entiende por familia?

Para mí la familia tiene que ser el lugar donde vos sentís el apoyo, el cuidado. Y si vos pensás en el desarrollo de la persona, en especial en niños y adolescentes, lo que necesitan es una persona que sea capaz de brindarles buen trato, seguridad, de ser sensible a sus necesidades y de reaccionar frente a sus necesidades.


Yo me refería a cómo se imagina compuesta la familia: si debe tener, necesariamente, un papá y una mamá liderándola.

Hay muchas revistas pediátricas que analizan las consecuencias de la ausencia de una de estas dos imágenes. Hay madres que hacen de padre y madre por situaciones de la vida y crían a tres hijos y los sacan adelante. Pero vos podés evaluarlo a nivel psicológico, y notás las consecuencias de la ausencia de esa imagen paterna. Porque hombres y mujeres somos distintos y nuestro rol en casa es distinto. Y lo que se genera es distinto. Entonces, si vos me preguntás a mí, sin dudas me encantaría que todos los niños y jóvenes de Uruguay tengan un papá y una mamá.


Pero no se ajusta a la realidad del mundo en el que vivimos en la tercera década del siglo XXI. ¿Acepta una familia con dos papás o dos mamás?

Si me hablás de lo que necesita un niño, te digo que no. Si me hablás de que dos personas adultas quieran vivir juntas, que hagan su vida como quieran. Los adultos son libres de hacer de su vida como quieran, y ni yo ni el Estado ni nadie es quién para juzgarlos.

Cuando vos me hablás de la adopción por parejas homosexuales, yo no lo comparto. ¿Por qué? Porque entiendo que el derecho que estoy reparando es el derecho del niño. No es el derecho de las parejas a adoptar. Es el derecho del niño a ser adoptado. Y cuando vos evaluás los derechos del niño, dice que el niño tiene derecho a tener un papá y una mamá. Y porque pasamos años desde la biología y desde la psicología analizando la ausencia de una de estas dos imágenes en el hogar, lo que afectaba al niño. Sabiendo que hay cuatro años de espera, que hay muchas parejas en esta situación, ¿por qué no voy a reparar ese derecho al niño con un papá y una mamá? Esa es mi postura.


Wikipedia dice sobre usted: “De ideas conservadoras a nivel social, Quintana se ha posicionado en contra del aborto, la eutanasia y la legalización de la marihuana en Uruguay”. ¿Esas palabras definen su pensamiento?

Yo creo que la persona tiene derecho a vivir, y, más allá de las situaciones más tristes y paradigmáticas que puedan existir, creo que es un ser humano distinto y que, más allá de que no tiene a la madre, porque hoy hay muchas familias que dicen: “mi cuerpo, mi decisión”, en realidad no es tu cuerpo; es otro cuerpo. Lo dice la biología y lo dice la ciencia. Es otro ser humano, es otra persona que no tiene la culpa de nada. Creo que es un acto de amor llevarlo adentro y darlo a luz, pero entiendo que tiene derecho a vivir. Esa es mi mirada. Creo que el aborto es matar a un ser humano. Y si volvemos a los valores cristianos, el mandamiento es claro. Dice: “no matarás”.

El tema de la eutanasia: hoy nosotros ya tenemos lo que se llama la muerte digna. Yo veo a un paciente que está en una etapa terminal de su enfermedad, que está en sus últimos días. Primero, no tengo techo para la analgesia. No debería de haber un paciente que esté sufriendo dolor porque nosotros, los médicos, no tenemos techo para la analgesia.

Si algún familiar pasó dolor es porque se manejó mal desde el servicio de salud. No es porque así tenía que pasar. Y, además, existe la ley que nos avala lo que es la muerte digna. Le saco la medicación que lo está manteniendo con vida y muere por su propia enfermedad. Le pongo analgesia, lo saco de ambiente y muere por su propia enfermedad. Entonces, abrir la puerta a decidir, “no quiero vivir más, que el Estado me lo autorice y que el médico me quite la vida” —porque eso es la eutanasia—, para mí es un grave error.


“Hay una ideología impuesta en la educación sexual actual”, dijo hace poco en 970 Universal. “Nosotros somos, desde que estamos en el vientre de nuestra madre… Lo que se construye es la personalidad”, agregó. “Decir que no naciste ni mujer ni hombre y eso fue un sexo designado por un médico al nacer es ideología, no es ciencia”, afirmó. Explíqueme mejor este punto de vista.

A un niño inmaduro, un cerebro inocente, hasta los 8 o 10 años dependiendo del niño, no es necesario hablarle de sexualidad. No tienen el cerebro maduro para hablar de estos temas. Hay que enseñarles a cuidar su cuerpo para evitar el abuso sexual contra los niños, pero no hablar de sexualidad.

Por otro lado, cuando vos enseñás algo desde la educación, para mí, tiene que estar basado en ciencia. Y la ciencia que dice si somos hombre o mujer tiene que ver con la biología. Y la biología con todo esto que estamos hablando, que tu sexo es designado por un médico al nacer, que no naciste ni mujer ni hombre, que naciste neutro, que tenés que decidir lo que querés ser. Eso de biología te puedo asegurar que no tiene nada.

Desde que estás en el vientre de tu madre y hasta que te morís y te encuentran un diente —un diente que te encuentran te puede decir que eras una mujer de tantos años—, creo que la biología es lo que podemos enseñar. Hay muchos padres que no están de acuerdo en que enseñen esto. ¿Y qué hace un padre cuando ve que les enseñan esto a sus hijos? No lo manda a la escuela, va a hablar con la maestra, lo hace pasar mal al gurí, porque el que pasa mal termina siendo el gurí. Esto lo tenés en el Programa de Educación Sexual, del 2008. Esta reforma educativa lo cuelga como bibliografía recomendada para el docente, para trabajar estos temas en clase.


Por eso, entonces, tildó de “tibio” a Robert Silva.

Sí, señor.


A propósito de esa educación sexual, que usted tilda de “ideología de género”, tildó de “tibio” a Robert Silva, cuando estuvo al frente del Codicen. Dijo: “Son tibios, no imponen lo que se supone que creemos, o quizás están de acuerdo. Me gustaría saberlo”. ¿Qué debería haber hecho el Codicen y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), a su juicio, al plantear la reforma educativa?

Y lamentablemente no escuché a nadie… Bueno, no hablan de muchas cosas, pero no escuché a nadie hablar de este tema. ¿Qué opina [Andrés] Ojeda de este tema? No sé. ¿Qué opina [Álvaro] Delgado de este tema? No sé. ¿Qué opina [Valeria] Ripoll? Me lo imagino, pero no lo sé. ¿Van a mantenerlo así? La laicidad es un escudo que nos protege a todos. A mí me protege de que no me impongan una ideología que yo no comparto. A vos, que yo no te imponga lo que yo creo. Creo que los padres tienen derecho a elegir la educación de sus hijos. El Codicen o el MEC debieron quitar la ideología de género que hay en la educación. Este gobierno no le sacó ni un punto ni una coma.


Quiero volver sobre su posición respecto al aborto. Está en contra de que el aborto hoy sea legal, en determinadas circunstancias. El problema es que el aborto clandestino existió siempre, y muchas mujeres morían en esa situación de precariedad. ¿No es mejor que el Estado les dé garantías a las mujeres que quieran abortar antes de las 12 semanas?

No, no morían muchas, lo de “muchas” no es así. No morían 11.000 [mujeres] por año como sí mueren hoy muchos niños antes de nacer... Llegaban a una decena de mujeres, no eran muchas. Trabajé en el Pereira Rossell y supe estar cuando venían habiéndose hecho un aborto a consultar porque después tenían sangrado o con algún síntoma. No eran este número que tenemos ahora, y yo creo que la vida hay que poderla defender.


¿Y en el caso de mujeres que hayan quedado embarazadas producto de una violación?

A todos nos hace pensar la adolescente de 14 años que fue abusada por su padrastro y no quiere tener a su hijo. Pobre gurisa, qué horrible lo que le pasó, que quien te tiene que cuidar sea el que te abusa sexualmente, es espantoso. Eso abrió la puerta al aborto legal: tuvimos 11.000 en 2023 y solo cuatro fueron por abuso sexual y ninguna tenía 14 años. No, ninguna circunstancia me hace quitar la idea de que ahí hay otra persona que no tiene la culpa y que tiene derecho a vivir. Es lo que yo opino.


A propósito, le dijo a La Diaria: “Con un gobierno de derecha, Uruguay tendría que haber cambiado la educación sexual con perspectiva de género”. No sé por dónde empezar... Quizás porque asume que este gobierno es de derecha, algo que no aceptan los otros tres socios de la coalición, y tampoco los líderes de su partido.

Entiendo que el país está dividido en derecha e izquierda. Si me decís que ser de derecha es ser defensora de la vida y defender la familia, o defender a las Fuerza Armadas, sí. Si ser de izquierda es apoyar a los más vulnerables, es lo que trabajé toda mi vida, entonces soy de izquierda. Son etiquetas.


He consultado por este tema a Guido Manini Ríos, a Irene Moreira y a Guillermo Domenech y ninguno asume a Cabildo como de derecha, dicen que es un partido artiguista, en todo caso. Los politólogos, en cambio, sí lo califican de derecha.

Sin dudas me siento ubicada más a la derecha, pero hay cosas de la izquierda. Hubo una izquierda que no es la misma que la que está ahora. Hubo una izquierda de Tabaré Vázquez, que vetó el aborto. Fue en contra del tabaco, hizo toda una campaña de prevención en contra del tabaco. Hoy hay otra izquierda que está totalmente a favor del aborto, que además pelea por liberar todas las drogas. Hace poco una candidata diputada por el Frente Amplio dijo que quiere liberar hasta la pasta base.


La legalización de la marihuana surgió como idea de Mujica para combatir el narcotráfico. ¿Cree que se le ha sacado mercado al narco?

Estamos 10 años después, y es el peor momento del narcotráfico en Uruguay. Porque, además, es la regla del mercado. ¿Vos pensabas que por vender marihuana en la farmacia el narcotráfico se iba a ir llorando para su casa? ¿Pensabas que iba a decir: “Perdí el negocio”? No, el narcotráfico se iba a reinventar. ¿Y cómo te reinventás? Las drogas no son una mercancía más. Las drogas son tóxicas, generan un cambio en el sistema nervioso central, son psicoactivas y generan tolerancia.


A partir de diciembre se venderá en farmacias habilitadas una nueva variante de cannabis con un 15% más de THC, y la intuición me hace pensar que no le cae bien este anuncio...

¡Es totalmente irresponsable! Vos tenés estudios en medicina sobre el riesgo del consumo de cannabis hasta un 4% [de THC], lo que llaman “el pegue”. O sea, los médicos no sabemos lo que va a pasar con un 15%, y vos lo vendés desde el Estado. ¿Qué te pensás que va a hacer el narcotráfico cuando lo vendamos a 15%? Lo va a subir a 35%. ¿Y a dónde va a ir el consumidor? Va a buscar al que pegue más. Así es la adicción a alguna sustancia. Así es el consumo. Entonces, ¿qué va a hacer el Estado? ¿Lo va a aumentar a 20%? ¿Y hasta dónde vamos a llegar para ganarle el mercado al narcotráfico?

¿Sabés lo que va a hacer el narcotráfico? Lo va a empezar a mezclar y va a empezar a vender mezcla para que pegue más con otras sustancias. No se pelea así contra el narcotráfico. Cuando vos trabajás, como trabajé yo, con pacientes en este medio, sabés que el narcotráfico le vende a niños, a menores, a cualquier hora. Te toma los championes, la cédula, te retiene, y el sexo es parte de pago.


Conceptualmente, ¿cuáles son sus principales discrepancias con la gestión de Daniel Radio al frente de la Secretaría Nacional de Drogas?

Creo que cuando vos querés hacer prevención no podés basar tu política de prevención solamente en disminuir el riesgo y el daño de consumo de una sustancia. Y la política que llevó adelante Radío, que es una continuidad del último gobierno del Frente Amplio, es disminución de riesgos y daños: “Yo ya tengo el problema, estoy intentando que no haya más daño en los que consumen”. Yo no lo comparto.

Lo que primero tenemos que hacer es lograr que sean menos los uruguayos que consuman la sustancia. Y para eso tenemos que fortalecer la familia, porque ya vimos que es un factor protector y que hay un estudio en Montevideo, sobre el consumo de cannabis del Observatorio Uruguayo de Drogas, que dice que cuando hay una familia atrás que sabe dónde está su hijo y quiénes son sus amigos, el consumo es seis veces menor. Entonces, si yo quiero evitar el consumo y ese es mi objetivo, fortalezco la familia.

Lo segundo, generar oportunidades. Países con grandes modelos de prevención se enfocan en que el chiquilín conquiste su tiempo libre y que haga deporte, que sea parte de un grupo y que haga algo artístico, recreativo, que se desarrolle en lo que sea bueno. Después tengo que hacer educación, porque ya sé que si aumento la percepción de riesgo van a disminuir consumos. Después, ofrecer un tratamiento a los que tienen el problema y cuando no puedo hacer nada, recién ahí, tengo que hacer disminución de riesgos y daños. Pero no puedo basar toda mi política en eso. Se saltearon un montón de etapas.

¿Qué hacía Tabaré Vázquez con el tabaco? ¿Nos decía: “Vos fumá todo lo que quieras, pero ponele filtro”? No, estaba basado en que disminuyeran los tabaquistas.


Radío ha cuestionado duramente las políticas prohibicionistas en el último siglo. Ha dicho que son ineficaces y contraproducentes…

No es real lo que dice Radío. ¿Dónde funcionó la liberalización? Y lo otro: para saber qué funcionó tenés que medir el nivel de consumo. Los países con mayor prohibicionismo, te pongo uno de izquierda y uno de derecha, China y Japón, son los que tienen menores niveles de consumo. A mí me parece espantoso que vendamos cannabis con un 15% [de THC], que va a generar deterioro cognitivo. Los gurises no van a poder aprender.


Pretende llegar a la Cámara baja como diputada, por la lista 7001 de Montevideo. ¿Qué proyectos de ley le gustaría proponer?

Me gustaría proponer la adopción desde el vientre materno. Entiendo que hay algunas situaciones (no la económica), donde las mujeres decidan no tener hijos y, quizás, uno puede asegurarles que va a dar a luz y habrá otra familia que lo va a estar recibiendo con todas las leyes necesarias para que eso no se convierta en un mercado. Me parece que es una forma para, quizás, salvar alguna vida. También el cambio en las políticas de drogas; lo impulsaría. El país tiene que darse una verdadera prevención.

Y sin dudas que iré contra la ley de violencia de género, que es una ley discriminatoria, es una ley donde el hombre desde el día uno es culpable. No importa lo que haga, no importa la prueba que tenga, porque no lo van a escuchar. Mirá que he acompañado a muchas mujeres víctimas de violencia doméstica, y entiendo que son la mayoría mujeres, sí. Las he acompañado en el proceso donde toman la fuerza para poder denunciar. Pero eso no quiere decir que no existan las denuncias falsas. Hoy los hombres corren peligro, porque cualquiera de nosotras nos enfrascamos con algo… y esas mujeres te denuncian y ahí iniciaste vos, hombre, la película de terror.


Las encuestas le dan un magro porcentaje a CA, entre 2 y 4%, no más. Considerando que fue la gran revelación en 2019 con un 11%, sería un bajón muy importante. ¿A qué atribuye la baja votación que le dan las encuestas?

Las encuestadoras en el 2019 también daban mucho menos a Cabildo Abierto de lo que tuvo después, del 11% que tuvo. Ninguna se acercaba ni a la mitad del 11%. O sea que puede estar pasando lo mismo. Además, puede existir lo que se llama el “voto vergonzoso”. Creo que muchos de ese porcentaje tan alto de indecisos son votantes de Cabildo Abierto, que le preguntan y dicen “no sé”, creo que son de Cabildo. ¿Por qué? Porque cuando hablás de algunas cosas que hablamos, viene una aplanadora mediática que te pasa por arriba. Entonces, no es tan fácil. Y después, puedo tener alguna hipótesis…


¿No cree que el episodio que protagonizó Irene Moreira con la entrega discrecional de viviendas en su función de ministra de Vivienda puede tener algo que ver en la sangría de adherentes? Porque CA siempre se jactó de ser una tercera alternativa (“no somos como los frentistas, tampoco como blancos y colorados”, ha dicho Manini), y ese episodio refleja la vieja política clientelística…

Si fuera así, la verdad que es una pena que la gente no pueda ver cosas buenas. Lo de la deuda justa es un ejemplo [N. de R.: se refiere al plebiscito que impulsará Cabildo “por una deuda justa y contra la usura”]. Cabildo Abierto es un partido con pocos recursos. Se gastó los recursos que tenía, que podíamos estar utilizándolos ahora para salir a hacer la tele, en las redes, en el diario, se la gastó para juntar firmas por la ley de usura. Además, una ley que hace el Frente Amplio, un partido que sí se supo embanderar como los que iban a “luchar por los más pobres”. Eso es algo que quedó en el imaginario de la gente. Parece que si sos pobre tenés que votar al Frente Amplio para que te ayuden.


Bueno, un gobierno del FA creó el Ministerio de Desarrollo Social en 2005 y bajó la pobreza de 40 a 8%...

Y sin embargo impulsó una ley en 2007, en aquel entonces el ministro de Economía era [Danilo] Astori y el viceministro [Mario] Bergara, una ley de usura que permite para bienes y servicios, para préstamos, para todo, cifras de intereses que superan casi el 200%, que no tienen igual a nivel mundial. Y además permite capitalizar tus intereses. O sea, vos te atrasaste, debés un poco más, ahora la base para el cálculo de los nuevos intereses se suma a todo eso. Y cada vez la base va siendo mayor.

Ellos lo crearon, y eso genera sobreendeudamiento. Y el sobreendeudamiento es una de las causas de la pobreza. Quienes en algún momento se embanderaron en esta lucha, en realidad, terminan generando una ley que genera pobres. Ni te quiero decir cuántas personas que se suicidaron tuvieron que ver con su deuda.


CA reclama que el gobierno declare estado de emergencia en seguridad pública. Si esto se confirmara y se declarara la emergencia, ¿cómo repercutiría esto en el área de las adicciones a las drogas, temática que le interesa?

Primero, la emergencia en seguridad pública estaba escrita en el Compromiso por el País. No es algo que ahora propone Cabildo Abierto. Segundo, Cabildo llevó los puntos que ahora propone a los tres ministros del Interior que pasaron por esta administración. No es que CA viene ahora a querer sacarse una foto porque se vienen las elecciones. Lo viene diciendo cada vez que ha cambiado de ministro.

Y tercero, sin duda que la seguridad y las adicciones van de la mano. Cuando vos tenés un gurí que tiene una adicción a la pasta base y toda su vida gira en torno a conseguir los medios para conseguir la sustancia —el gurí roba para consumir, y si es nena se prostituye para consumir—, a ese varón que roba, y es un delito primario, le ofrecemos la cárcel. Lo que tiene que hacer es la penitenciaría. Va a la cárcel y es una escuela del delito. El 70% vuelve a ingresar. ¿Vos atendiste el verdadero problema que lo hizo robar? Claro que no.

Entonces, una de las propuestas de Cabildo en estas materias es que a esa persona donde su delito está claramente relacionado al consumo de una droga, se le ofrezca entrar en un centro de tratamiento —será con tobillera o será un centro con seguridad— en lugar de penitenciaría y poder abordar verdaderamente el problema que lo hizo delinquir.


Algo me dice que no se siente feminista...

No. Para las primeras feministas, todo mi agradecimiento. Gracias a ellas pude estudiar, hoy soy candidata a vicepresidente. Gracias a ellas decidí estudiar; y todo lo que hoy podemos hacer las mujeres. Creo que ellas lucharon para que tengamos las oportunidades iguales que tienen los hombres. Con la feminista de ahora, la feminista de género, pareciera que es la lucha de la mujer contra el hombre, esa no me defiende como mujer. Porque ni bien vos decís que sos una mujer cristiana y que defendés la vida, te puedo asegurar que no solo no te defienden, sino que te denigran. Te quieren comer, te maltratan, te destratan.


¿Por qué milita decir que es “médico” y que aspira a ser “vicepresidente”?

Porque, por definición, en el idioma español, el presidente es el que preside. ¿Y médico? Mi título en aquel entonces decía médico, capaz que ahora ya lo cambiaron, no sé.


¿No siente que la empodera decir que es médica y que quiere ser vicepresidenta?

A mí me empodera decir que mi mejor título es el de madre. A mí me empodera decir que mi mejor título es mi trabajo con mi hijo, en la compañía. A mí me empodera decir que mi mejor título es ayudar a las familias.

¿Es feliz?

Sí.


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